PODER DE LAS RUNAS
Introducción al poder de las Runas
Imagina por un momento que, como los vikingos, debes atravesar un inmenso mar. Debes hacerlo de día y de noche, para llegar a la costa que buscas. No se trata de un mar plácido, aunque tenga bahías de olas suaves en las que descansar por unas horas. Mar adentro hay tormentas, vientos, enemigos, tienes que esquivar los hielos invisibles de la oscuridad y celebrar cada día la llegada de los rayos del sol.
Tal vez el viaje de los vikingos se parezca un poco a nuestra propia vida, y tal vez por eso las runas, su legado místico y mágico, aún hoy nos siguen revelando el camino con sus dictámenes precisos y sus consejos prácticos. Las runas siguen siendo un puente hacia lo sagrado, representado también en la materia. Nos recuerdan especialmente nuestra unidad con la naturaleza. Así, describiendo fuerzas como el granizo, la helada, el fuego, el sol, o acontecimientos como la cosecha, sus símbolos muestran cómo estas se manifiestan en nuestra vida y en nuestro destino.
A la vez, otras runas llevan impreso el nombre de los dioses, mezclándolos entre nosotros, acercándolos. Así señalan que la separación entre lo humano y lo divino no es posible en el Universo. Por ser un alfabeto, las runas enseñan sobre el poder de la escritura, lo que se escribe tiene poder, es un conjuro, y por eso la intención siempre debe preceder a la acción. Tallar un talismán rúnico o tirar las runas implica entrar en tiempo y espacio sagrados, en los que nos concedemos la oportunidad de creer, de participar del milagro de la existencia. En este círculo, la mirada es interna, estamos a solas con nuestras ansias y con la sabiduría de los milenarios símbolos de los pueblos nórdicos que, atravesando los mares del tiempo, hoy susurran sus secretos en nuestros oídos. Las runas combinan el poder de la naturaleza, lo humano y lo divino.
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