BOLA DE CRISTAL O CRISTALOMANCIA
La bola de cristal o la “Cristalomancia”
La cristalomancia consiste en el arte de mirar el interior de un cristal, ya sea pulido o natural, tratando de ver el futuro.
Se trata de una variante del divisamiento, un método de adivinación que consiste en mirar fijamente una superficie clara o reflectante hasta que empiezan a formarse imágenes, ya sea dentro del objeto mismo o dentro de la mente del practicante. En algunas culturas el espejo se sumergía en agua y al cual le llegaban directamente los rayos de la Luna, los espejos mágicos se hicieron muy famosos en la Edad Media. En la antigua Mesopotamia, los adivinos vertían aceite en cuencos con agua e interpretaban las formas que aparecían en la superficie. El profeta bíblico José llevaba siempre encima una copa de plata que usaba para beber y para divisar el futuro. Los antiguos egipcios, árabes y persas miraban en cuencos llenos de tinta, mientras que los griegos observaban espejos relucientes y metales bruñidos con la esperanza de percibir visiones iluminadoras. Los romanos fueron los primeros cristalománticos auténticos, pues preferían escudriñar el interior de cristales de cuarzo o berilo pulidos.
Otro ejemplo que todos conocemos seria la bola de cristal, este arte llamado es muy antiguo; en la época faraónica, en Egipto, se recurría a la observación de esferas de vidrio o de cristal o las aguas tranquilas. Esta técnica de leer la bola de cristal se origina en los oráculos de agua. Las tribus célticas, que se sabe habitaban la isla de Gran Bretaña desde 2.000a.C., fueron unificadas por los druidas, los cuales fueron uno de los primeros grupos que usaron cristales en la adivinación. Es interesante notar que la religión druídica tenía semejanzas con la religión megalítica de la “anterior” Gran Bretaña, por lo que es posible que de ellos haya venido el uso de este tipo de adivinación. Más tarde, durante el medioevo en la Europa Central (500 – 1500), videntes, magos, hechiceros, médium, gitanos, adivinos y todos los demás adivinadores también usaron cristales para “ver” el pasado, el presente o el futuro.
El berilo, debido a su naturaleza transparente, fue a menudo usado en los procesos adivinatorios. Los montañeses escoceses llamaron a estos objetos “piedras de energía”. Y aunque las primeras bolas de cristal fueron hechas de berilo, este material fue substituido más tarde por el cristal de roca, una roca aún más hialina. La bola de cristal más famosa del Renacimiento perteneció a John Dee, un matemático, astrónomo, alquimista y erudito inglés muy respetado, que fue contratado para calcular la hora astrológicamente más adecuada para la coronación de la reina Isabel I, en 1588. Actualmente la bola de cristal de Dee está guardada en el Museo Británico de Londres, Inglaterra.
El cristalomántico ideal tenía que ser una persona pura, tanto en lo espiritual como en lo físico, y debían prepararse para cada sesión rezando y haciendo ayudo durante unos días. Solía usarse una habitación especial, de ambiente solemne y ceremonial. Con esta preparación y esta atención por el mínimo detalle se trataba de ayudar al vidente a conseguir un estado de trance mientras contemplaba el cristal, facilitando así que aparecieran imágenes en su mente. En algunas culturas se pensaba que los niños resultaban los mejores videntes, pues eran espiritualmente puros y más abiertos a la imaginación que los adultos. Esta teoría era ampliamente aceptada en la Europa renacentista, donde era posible contratar a un niño o niña para que predijera el futuro mediante un ritual de consulta del cristal
Comentarios
Publicar un comentario